Sus usuarios tienen que esperar largas horas para ser atendidos, las audiencias programadas no comienzan a tiempo y además son constantemente diferidas o canceladas por falta de previsión de elementos básicos, los términos y plazos procesales no se cumplen, el personal del juzgado no tiene claridad de lo que debe de hacer, la confusión de actividades hace patente altos niveles de desorden, la falta de planeación se manifiesta en absurda burocracia, la capacidad de respuesta del tribunal se vuelve lenta y compleja, no se tiene evidencia de la efectividad operativa del juzgado porque no hay cómo medirlo, no se cuenta con información objetiva para la toma de decisiones, trabajar con altos niveles de estrés operativo son la regla cotidiana, los niveles de desintegración del tribunal con los operadores son evidentes, se pierden expedientes, promociones, videograbaciones y notificaciones, se tiene la percepción de que se necesitan más recursos de todo tipo.